La
aprobación sin ningún tipo de acuerdo sindical de
la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) del Ayuntamiento de Zaragoza, ha tenido
en el caso concreto de los servicios sociales de la ciudad unas consecuencias
aún más importantes que en otras áreas, dado que se ha utilizado para una reorganización del Servicio de Acción
Social vía exprés y sin ningún tipo
de participación de los profesionales de mismo.
Más allá
de la importante situación de incertidumbre
y malestar que se está generando entre los profesionales ante su futuro,
debida a la desaparición de determinados puestos (Jefaturas de Sección), y la
aparición de nuevos (director de Centro de Servicios Sociales y la unidad de
Urgencias Sociales, entre otros), lo realmente grave es que desconocemos exactamente en qué consiste
esta reorganización.
En ningún momento se ha presentado un
documento en el que se aborde detalladamente cuál es el organigrama actual de los servicios sociales y menos aún
los motivos y el sentido de esta reorganización. Da la sensación de que se ha
seguido el proceso en sentido inverso,
adecuando la organización a las 'necesidades' de personal en lugar de a
un análisis real de las carencias organizativas y de personal existentes.
En ningún momento se ha contado con la
participación de los profesionales del servicio ni se les ha informado. De
hecho se han obviado las propuestas de reorganización del mismo nacidas de un
importante proceso iniciado por el propio servicio y que, aunque con
discrepancias con el resultado final, consideramos una base importante desde la
que empezar a trabajar.
Nada de
ello es nuevo, sino que ahonda en la
situación de crisis y conflicto de
un servicio azotado como pocos por la situación de crisis actual, y en el
que las maneras caciquiles, la rumorología, la falta de criterio y la
improvisación se han convertido en la norma de funcionamiento.
Creemos
que esta reorganización no aborda las necesidades reales de este servicio. A
pesar de 'planes de choque', 'planes de
actuación urgente', 'planes de emergencias social' y 'planes estratégicos'
cocinados en los despachos, son los ciudadanos los que seguirán viviendo en
primera persona el colapso, los retrasos en la atención y la falta de personal
que sufren los servicios sociales.
Por todo
ello no podemos más que expresar
nuestras dudas sobre los motivos que han llevado a esta reorganización, que
parece más destinada a premiar o
castigar a determinadas personas que para dar respuesta a las necesidades de
los servicios sociales de nuestra ciudad en una situación de emergencia
social como la actual.